La cirugía del rejuvenecimiento facial comprende no sólo el estiramiento de la cara, frente y cuello (ritidectomía o lifting), sino todos aquellos tratamientos cuya finalidad común es suavizar, disminuir, o eliminar el rastro y los estigmas del tiempo.
Se basa en cuatro conceptos: Estiramientos (para la flacidez), Remodelación (para la caída de los tejidos o excesos de grasa), Relleno (para compensar la atrofia) y Regeneración (para estimular los tejidos).
El estiramiento va encaminado a restablecer en su primitiva posición los tejidos cutáneo y muscular, eliminando los excesos de piel y devolviendo la tensión muscular perdida.
La remodelación se refiere al tratamiento de las estructuras que acusan las alteraciones propias de la edad, tal como ocurre con la ptosis de la grasa malar, los párpados, nariz, mentón, lóbulo de la oreja y órbita.
El relleno compensa la atrofia que sufren los tejidos en la involución senil y/o disminuye las arrugas y pliegues.
La regeneración o estimulación cutánea es un importante complemento en este tipo de intervenciones y su finalidad consiste en eliminar la epidermis y dermis superficial para obtener una piel nueva de mejor calidad y más joven.