Las personas con una
piel grasa, tienden a resistir mejor los agentes
externos nocivos. La grasa supone una capa protectora de la piel debido a que
genera un manto que recubre la capa más externa (con propiedades
aislantes y germinicidas). Sin embargo, la piel grasa, aunque puede resultar más fácil de proteger, debe prestar especial atención a la limpieza de la misma. Este tipo de piel acumula secreciones en
mayor cantidad generando problemas.
Por el contrario,
la piel seca sufre peor la acción
de los agentes nocivos. Se deteriora con facilidad su manto
protector quedando expuestas las capas más superficiales de la piel.
La
piel seca debe ser protegida con más cuidado.
Por otro lado, si se tiene un fototipo de piel alto, también se cuenta con más melanina y con una
mayor protección natural frente al sol y al envejecimiento.
Y, por último, la piel femenina envejece más rápidamente que la masculina. Las mujeres sufren en mayor medida el
deterioro del colágeno y elastina de su piel.