Se debe dar sin cremas, ni aceites. Para su correcta aplicación es necesario que la mano del terapeuta se "adhiera" sin resbalar a la piel del paciente.
Resulta una técnica ideal para el tratamiento de:
- Hinchazones y edemas localizados, sobre todo aquellos que se producen a consecuencia de bloqueos circulatorios periféricos o por fallo del sistema linfático sobre todo en las piernas, tobillos y pies.
- Piernas pesadas y cansadas, en particular en aquellas mujeres embarazadas, que pasan mucho tiempo de pie o con antecedentes familiares.
- Celulitis, en todos sus grados, siendo mucho más efectiva en los grados I y II.
- Estrias.
- Trastornos microcirculatorios, especialmente en muslos, piernas, etc.; como arañitas vasculares y pequeños derrames.
- Resolución de hematomas, golpes, etc.
- Aumento y regularización de las defensas, tanto de forma local como general.