Mediante el sistema de cavitación se emiten ondas de ultrasonido de gran velocidad que destruyen las células adiposas (adipocitos), liberando así la grasa contenida en ellas. La destrucción de los adipocitos provoca la transformación de la grasa en sustancia liquida que será eliminada a través de masajes o drenaje linfático.
Este sistema se combina con la radiofrecuencia que trabaja a nivel de la piel. Esto es fundamental porque los aparatos de cavitación cada vez poseen mayor potencia, se puede reducir en una sesión hasta 2 centímetros, pero la piel no siempre tiene la capacidad suficiente de retracción.
El calentamiento que produce la radiofrecuencia, entonces estimula la producción de colágeno y elastina, lo que tensa y estira la piel.
Normalmente los tratamientos duran 35 minutos, que se reparten en un sola área de trabajo: abdomen, glúteos, zona externa o interna de la pierna. En cada sesión, hay una reducción de volumen de unos 2cm. Las sesiones se deben realizar cada 72 horas, tiempo necesario para que el organismo elimine la grasa. Se recomienda realizar entre 6 y 12 sesiones, dependiendo de la zona tratada y del estado del paciente. El mínimo de sesiones recomendadas son de 6 a 10.
No necesita anestesia y está dotado con la máxima seguridad para el paciente.