Son ricos en proteínas y fibra, también disminuyen la sensación de hambre, a la par que aumentan la termogénesis y la energía gastada en reposo. Su grasa es sobre todo insaturada, con lo cual, parece no influir tanto en el riesgo de obesidad.
Si sigue una dieta saludable podrá comerlos diariamente, por ejemplo como merienda o aperitivo, sin que tenga que temer por su sobrepeso y disfrutando, además de su sabor, de sus excelentes nutrientes, siempre que se consuman en su estado natural.