El secreto de belleza de Patricia Conde

Esta presentadora y actriz, es una histérica de la limpieza facial. Ella nunca se va a la cama sin desmaquillarse a conciencia. Primero, se lava la cara con agua y jabón y luego se pone leche limpiadora y se aplica un exfoliante. Además, le encanta usar siempre mascarilla para hidratar su rostro.
Su secreto para tener siempre buena cara es una buena crema hidratante. Le encantan todos los tratamientos de Vichy. Además, es fiel al maquillaje de Kanebo y de Helena Rubinstein y a la máscara de pestañas de Chanel.

Después de lavarse el pelo, usa siempre mascarilla y aceites capilares. Por la noche, le gusta ponerse una mascarilla con una toalla con agua caliente hasta que se va a dormir.

En cuanto a la dieta, Patricia come de todo, nunca ha hecho dieta.

Eso sí, va tres o cuatro veces por semana al gimnasio.

CERVEZA SÍ, O CERVEZA NO

Llega la primavera, época de las cervecitas al final de la tarde con unas tapas de caracoles, pero las que nos cuidamos todo el año siempre nos preguntamos la siguiente cuestión: ¿Realmente engorda la cerveza?.
Según la composición nutritiva de la bebida, aporta tan sólo 90 calorías cada 200 mililitros del producto, lo que la coloca bastante por debajo de otras bebidas alcohólicas y también de los refrescos, algo que habla a las claras que su capacidad engordante no es tan pronunicada como parece.
La cerveza realmente no es tan causante de ser propensa a crear sobrepeso como se estima popularmente. De hecho, según varias investigaciones que se han realizado, se asegura que su cantidad de calorías asciende a solamente 90 cada 200 mililitros de la bebida. Con este número, se ubicaría por debajo de la gran mayoría de bebidas alcohólicas, incluso también de los refrescos gaseosos.

Haciendo un cálculo porcentual, con respecto a una dieta diaria de unas 2000 o más calorías, que es algo normal dentro de la población, un vaso de cerveza no aportaría tanta cantidad calórica como se cree. Por esto mismo es que estos estudios han derivado en afirmar que la cerveza engorda sólo cuando se lleva un estilo de vida y alimentación desordenado, que genera la clásica "barriga cervecera".

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