Fumar es un mal hábito que perjudica nuestra salud en general, pero además de eso, hace que la piel pierda su elasticidad, provocando flacidez y haciendo que los senos se caigan. El tabaco reduce la cantidad de colágeno en la piel y desmejora la circulación sanguínea. Esto provoca que la piel se desgaste fácilmente y los signos de la edad aparezcan de forma prematura.
Además, las mujeres fumadoras pueden tener senos más pequeños en comparación con las que no lo son.