La Organización Mundial de la Salud desaconseja expresamente
el uso de los soláriums por los efectos nocivos que la radiación
ultravioleta provoca en la piel. Acelera el envejecimiento de la piel y aumenta el riego de padecer cáncer de piel. Además del riesgo que la radiación ultravioleta supone para la piel, también es peligosa para los ojos, que pueden resultar
dañados. Por consiguiente, en los soláriums se recomienda utilizar siempre
gafas con protección UV.
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