Las bebidas edulcoradas no aportan en sí ninguna caloría. Sustituyen con éxito el refresco azucarado, ya que evitan una sobrecarga calórica. De todas formas, estimulan ligeramente la secreción de insulina y mantienen el "hábito del azúcar". Sería interesante, pues, reservar este tipo de bebidas para los acontecicimientos sociales (cócteles, aperitivos) y en otros momentos dar preferencia al agua, el té, las infusiones o los zumos de verduras.
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