Para blanquear los dientes amarillentos sin gastarte mucho dinero, pon una cucharadita de
sal fina en un bol de plástico o cristal y añade unas
gotitas de limón hasta formar una pasta. Remueve muy bien y pon un poco de esta pasta casera en tu cepillo de dientes. Cepíllate con vigor incidiendo en aquellas piezas que tengas más manchas o zonas amarillentas. Tras unos días de uso contínuo notarás el cambio, pues la sal fina actúa como abrasivo y el ácido del limón como quitamanchas.
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