Desde el periodo de la adolescencia hasta los 18 ó 20 años, la producción de sebo es continua y responde a estímulos androgénicos, por tanto la piel es más grasa.
Lo importante en estos años es eliminar la suciedad mediante una higiene adecuada y controlar el exceso de grasa con productos específicos.
A pesar de su tendencia grasa, la piel de los jóvenes también precisa hidratarse con cremas emolientes, ligeras, sin aceites o con pequeñas cantidades, y que no aporten nada de grasa.
El cuidado de las pieles adultas consiste en mantener la hidratación correcta y proteger la piel frente a las agresiones climatológicas, que son las principales causantes, junto al afeitado, de la deshidratación.
Sí tienes más de treinta años, empieza a detener el efecto del paso del tiempo, ayuda a que tu piel se vea descansada y disminuya el efecto de los radicales libres.
Y para los mayores de 40, se requiere combatir la pérdida de firmeza y las arrugas.
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