Todos podemos influir a través de nuestros hábitos en nuestra forma de envejecer:
- Evitar el estrés. Cuando el estrés se mantiene de forma prolongada, afecta a nuestro rendimiento, al ánimo y a nuestro organismo.
- Cuidar la alimentación. Las dietas bajas en calorías hacen que la temperatura corporal baje ligeramente, lo que produce menos daño al organismo.
- Practicar deporte. Las personas que hacen ejercicio viven más y se mantienen más sanas. Lo mejor es optar por ejercicios aeróbicos que nos refuerzan contra las enfermedades cardiovasculares, previenen la descalcificación y son importantes quemagrasas.
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