Diversos estudios han puesto de manifiesto que la ingesta de leche desnatada aporta las mismas ventajas que las bebidas consumidas tras realizar alguna actividad física. A diferencia de otras sustancias, los desnatados dan lugar a un vaciado gástrico más lento, lo que supone un aporte mantenido de líquidos y sales minerales durante más tiempo. También se ha demostrado que tomar desnatados, con referencia a la leche, pero también al queso y al yogur, implica cifras más bajas de colesterol y una mejoría del perfil lipídico, y de la presión arterial.
Además,la leche sin grasa o con un contenido bajo debería estar indicada a niños con problemas de obesidad, según los pediatras.
Una de las ayudas diarias más eficaces para el control y el mantenimiento del peso son los productos lácteos desnatados, ya que suministran la energía y los nutrientes esenciales que el cuerpo necesita.
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